La Gran Mancha Blanca es el apelativo con el que los astrónomos conocen un fenómeno meteorológico único en el sistema solar, una tormenta de proporciones descomunales que se desarrolla en Saturno y llega a alcanzar prácticamente el tamaño de la Tierra. La perturbación se expande hasta rodear todo el planeta formando un anillo de nubes blancas que le han dado nombre. Un grupo de astrónomos liderado por el español Agustín Sánchez Lavega, director del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, ha descrito por primera vez el comportamiento de la tormenta y ha constatado que no es superficial, descartando la posibilidad de que sea generada por la radiación solar. Los vientos tendrían su origen en la fuente interna de calor de Saturno.
El trabajo, que ocupa la portada del último número de la prestigiosa revista Nature, establece las primeras hipótesis sobre un fenómeno que ha representado “un desafío a la comprensión”, ya que la tormenta en el planeta anillado, que normalmente se repite cada 29,5 años terrestres, se ha presentado esta vez nueve años antes de lo esperado. Aunque la tormenta se originó en un foco concreto, rápidamente se prolongó en longitud y produjo una distorsión en la atmósfera generando un anillo de nubes blancas que envolvió el planeta en menos de dos meses y perturbó su visión aparentemente tranquila.Según Sánchez Lavega, “a fecha de hoy, más de seis meses después de la erupción de la tormenta, su foco original aunque debilitado sigue activo, lo que representa una sorpresa mayúscula y un desafío en la comprensión de estos violentos sucesos meteorológicos”.
Las imágenes han sido captadas por el telescopio espacial Hubble, la sonda Cassini -que orbita Saturno desde 2004- y telescopios terrestres, y buscan conocer el origen de las tormentas, que según estiman los científicos, está a 250 kilómetros de profundidad en una capa de la atmósfera con vapor de agua. Las tormentas de Saturno son en cierto modo un banco de pruebas de los mecanismos físicos que subyacen en la generación de las tormentas violentas que acontecen en las regiones ecuatoriales y tropicales de la Tierra, o en fenómenos tan cercanos como las llamadas “gotas frías”.
Esta es la cuarta portada de Nature que consigue Sánchez Lavega. Las anteriores, publicadas en 1991, 2003 y 2008, estaban relacionadas con investigaciones sobre Saturno y Júpiter. En este estudio han participado además investigadores de la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid; de la Fundació Observatori Esteve Duran en Seva (Catalunya); del Observatorio de Calar Alto en Almería; de la Universidad de Oxford en Gran Bretaña, y del Observatorio de París en Francia. También ha participado decisivamente una red internacional de observadores coordinados desde la UPV/EHU, que desinteresadamente ha contribuido con la toma de imágenes del planeta.
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