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lunes, 25 de agosto de 2014

Científicos aclaran el por qué de las extrañas órbitas de ciertos exoplanetas



Científicos aclaran el por qué de las extrañas órbitas de ciertos exoplanetas









Berlín, 30 jul (EFE).- Un grupo de científicos ha averiguado por qué algunos planetas de fuera del sistema solar describen órbitas “extrañas”, excéntricas o inclinadas, tras estudiar una recién descubierta pareja de estrellas jóvenes a 450 años luz.

Con la ayuda de un telescopio en el desierto de Atacama (Chile), han descubierto que los discos protoplanetarios -donde se formarán futuros planetas- que giran alrededor de estas dos estrellas están “desalineados”, con una diferencia de al menos 60 grados, informa un comunicado el Observatorio Austral Europeo (ESO).

Esto provoca que la fuerza de gravedad de una estrella afecte a los planetas que rotan en torno a la otra, inclinando y deformando sus órbitas, concluye la investigación, que será publicada mañana en la revista especializada “Nature”.

“Aunque observaciones anteriores indicaban que existían este tipo de sistemas desalineados, las nuevas observaciones de (el telescopio) ALMA de (las estrellas) HK Tauri muestran con mucha más claridad lo que está pasando realmente en uno de estos sistemas”, explica Rachel Akeson, experta del Instituto de Ciencias Exoplanetarias de la NASA, en el Instituto Tecnológico de California.

La imagen, tomada desde el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) supone la más clara aportación al estudio sobre discos protoplanetarios en una estrella “doble”.

El nuevo hallazgo, HK Tauri, se encuentra en la constelación de Tauro y está formado por dos estrellas de menos de 5 millones años de antigüedad que distan entre sí 58.000 millones de kilómetros, lo que supone 13 veces la distancia de Neptuno al Sol.

Aunque se trata de un caso “único”, los investigadores quieren ahora determinar si este tipo de disposición en un sistema de estrellas binarias es común en nuestra galaxia, la Vía Láctea.

A diferencia del sol, la mayor parte de las estrellas se forman en pares binarios -dos estrellas que se encuentran en órbita una alrededor de la otra-, lo que provoca que el proceso de formación planetaria en estos sistemas sea muy complejo.

La formación de las estrellas y los planetas se produce cuando inmensas nubes de polvo y gas se contraen debido a la gravedad y comienzan a girar, hasta que la mayoría de éstos caen en un disco protoplanetario aplanado, alrededor de “una creciente protoestrella central”, añade la nota.

EXOPLANETA KEPLER 186-F, EL MÁS PARECIDO A LA TIERRA


EXOPLANETA KEPLER 186-F, EL MÁS PARECIDO A LA TIERRA




Se encuentra a 500 años luz de nuestro planeta.

Foto: Especial

Descubierto recientemente por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), elplaneta Kepler 186-F encabeza la lista de losexoplanetas que son estudiados para buscar algún indicio de vida.

El investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, Salvador Curiel Ramírez, señaló que de todos los que se han descubierto, este planeta es el más parecido en tamaño a la Tierra.

Se encuentra a 500 años luz de nuestro planeta, en la zona habitable de la constelación Cygnus, por lo que podría tener vida o haber desarrollado vida en algún momento, detalló el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Curiel Ramírez explicó que la zona habitable de cualquier sistema solar es aquella donde la temperatura está entre 0 y 100 grados centígrados, es decir, donde puede existir agua líquida.

Por otro lado, entre los planetas más calientes están el WASP 103-b y el Kepler 78-b, cuyas temperaturas llegan hasta los tres mil grados centígrados, debido a que éstos se ubican cerca de su estrella, agregó.

Cabe señalar que la mayoría de los mil 703 exoplanetas confirmados por la NASA son del tipo de Júpitery se hallan próximos a sus estrellas, por lo que también se les conocen como Júpiter caliente.
En tanto los más grandes que hasta el momento se han descubierto, son los WASP 17-b, y el HAT-P-32-b, que tienen radios que son dos veces más grandes que el de Júpiter.

martes, 3 de junio de 2014

El clima espacial pone trabas a los planetas que orbitan enanas rojas con potencial para albergar vida


El clima espacial pone trabas a los planetas que orbitan enanas rojas con potencial para albergar vida







La vida en el universo podría ser aún más rara de lo que se piensa. Recientemente, los astrónomos que buscan mundos potencialmente habitables se han dirigido a las estrellas enanas rojas porque es el tipo más común, que comprende el 80 por ciento del Universo. Pero un nuevo estudio muestra que las inclemencias del tiempo espacial podrían despojar de su atmósfera a cualquier planeta rocoso que orbita en la zona habitable de una de estas estrellas.

"Un planeta que orbita una enana roja se enfrenta a un entorno espacial extremo, además de otros factores de estrés como la fijación de marea", ha señalado el experto del centro Harvard-Smithsoniano, Ofer Cohen.

Según ha explicado, durante la presentación de este estudio en la Sociedad Astronómica Americana, la Tierra está protegida contra las erupciones solares y el clima espacial por su campo magnético. Al igual que los escudos de la nave estelar Enterprise, el campo magnético de la Tierra desvía los rayos de energía entrantes.




Las estrellas enanas rojas son más pequeñas y más frías que el sol. Para estar en la zona habitable de esta estrella un planeta tendría que estar mucho más cerca de lo que la Tierra está del Sol. Como resultado, el planeta estaría sometido a un severo clima espacial.

Trabajos anteriores han analizado el impacto de las erupciones estelares de una enana roja en un planeta cercano. Por el contrario, la nueva investigación analiza el efecto de vientos de dirección constante de la enana roja estelar. Para ello, el equipo ha utilizado un modelo informático desarrollado en la Universidad de Michigan para representar tres enanas rojas con planetas conocidos orbitando.

Al examinarlos, encontraron que incluso un campo magnético similar al de la Tierra no podría proteger necesariamente un mundo en la zona habitable de un bombardeo continuo del viento de la estrella. Aunque hubo momentos en los que los escudos magnéticos del planeta se mantuvieron firmes, pasó mucho más tiempo con ellos en estado débil.

"El medio ambiente espacial cercano a los exoplanetas es mucho más extremo que al que se enfrenta la Tierra", ha explicado otro de los autores del estudio, Jeremy Drake. "La consecuencia final es que cualquier planeta potencialmente habitable tendría un ambiente despojado de estas características", ha reconocido.

Este clima espacial extremo también podría desencadenar espectaculares auroras, o luces del norte. La aurora en un planeta que orbita una enana roja podría ser 100.000 veces más fuerte que las de la Tierra.

Descubren un gigantesco planeta rocoso equivalente a 17 tierras


Foto: ABC

(Caracas, 2 de junio. Noticias24).- En un artículo del portal ABC relatan que cientos de astrónomos que asisten anualmente al encuentro de la Sociedad Astronómica Americana (AAS) quedaron atónitos ante el descubrimiento de equipo de investigadores del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA), quienes afirman haber hallado un nuevo mundo sólido y rocoso, con una masa equivalente a 17 tierras, algo que muchos pensaban que era imposible.

Kepler 10c, en teoría, tendría que haber atraído grandes cantidades de hidrógeno y convertirse en un gigante gaseoso similar a Júpiter, por lo que su formación es un completo misterio. Es mucho mayor que cualquiera de las “super tierras”, de hecho es tan grande que define una nueva categoría bautizada como “mega tierras”.

La existencia de este asombroso planeta plantea que si pudo fabricar rocas, también puede fabricar vida.

El nuevo planeta orbita una estrella muy parecida al Sol una vez cada 45 días, es decir, extraordinariamente rápido para un mundo de su masa. Se encuentra a unos 560 años luz de distancia, en la constelación de Draco, y forma parte de un sistema al que también pertenece un mundo de lava con tres masas terrestres (Kepler 10b), que completa una órbita en apenas 20 horas.

Como su propio nombre indica, Kepler 10c fue visto por primera vez por los instrumentos de la sonda Kepler, una nave especialmente diseñada para la búsqueda de exoplanetas y que ya ha localizado casi 3.000 mundos fuera de nuestro Sistena Solar.

Para detectar planetas, Kepler utiliza el método del tránsito, que consiste en medir las ligeras variaciones del brillo de las estrellas cuando un planeta pasa delante de ellas. Midiendo ese pequeño oscurecimiento, los astrónomos pueden calcular el tamaño del planeta que lo ha causado, y también su diámetro, aunque no pueden saber si se trata de un mundo sólido o gaseoso.

Se sabía, pues, que Kepler 10c tiene un diámetro de casi 30.000 km (2,3 veces el de la Tierra), lo cual le colocaba en una categoría de mundos llamada “mini neptunos”, dotados de gruesas envolturas gaseosas.

Para conocer su masa, el rquipo capitaneado por Dumusque decidió utilizar el instrumento HARPS-North del Telescopio Nazionale Galileo, en las islas Canarias. Y hallaron que pesaba 17 veces más que la Tierra, es decir, mucho más de lo que se esperaba. Lo cual era una demostración clara de que Kepler 10c era mucho más denso que un mundo gaseoso, y que estaba compuesto de rocas y otros materiales sólidos.

“Kepler 10c no ha ido perdiendo su atmósfera a lo largo del tiempo. De hecho, es lo suficientemente masivo como para retener la suya, si es que alguna vez llegó a tenerla -explica Dumusque-. Debió de formarse tal y como lo vemos ahora”.

Las teorías vigentes sobre la formación de planetas se enfrentan ahora a la dificultad de explicar cómo es posible que un mundo rocoso tan grande haya conseguido formarse. Y lo que es más, nuevas observaciones apuntan a que no está solo.

Durante la misma reunión de la AAS, en efecto, otro astrónomo, Lars A. Buchhave, afirmó haber hallado una correlación entre el período de un planeta (el tiempo que tarda en completar una órbita alrededor de su estrella) y el tamaño a partir del cual ese planeta comienza su transición de sólido a gaseoso. Lo cual sugiere que a partir de ahora, si los astrónomos extienden sus búsquedas, podrían empezar a aparecer muchas más “mega tierras”.

El hallazgo de que Kepler 10c es una mega tierra tiene también profundas implicaciones en nuestro conocimiento de la historia del Universo y en las posibilidades de que surja la vida. De hecho, el sistema al que pertenece Kepler 10c (llamado Kepler 10), tiene unos 11.000 millones de años de antigüedad, lo cual significa que se formó menos de 3.000 millones de años después del Big Bang.

El Universo primitivo sólo contenía hidrógeno y helio. Los elementos pesados que se necesitan para formar planetas rocosos, como el silicio o el hierro, no existían al principio, y tuvieron que ser creados en los hornos de fusión de las primeras generaciones de estrellas. Cuando esas estrellas explotaron, diseminaron esos ingredientes esenciales a través del espacio, de forma que (como sucede con nuestro Sol) se incorporaron a las nuevas generaciones de estrellas y permitieron la formación de planetas.

Pero este proceso necesita muchos miles de millones de años para completarse. Y Kepler 10c demuestra que el Universo ya era capaz de formar mundos rocosos incluso en un tiempo en que los materiales pesados resultaban muy escasos.

La mera existencia de Kepler 10c, pues, nos dice que planetas rocosos como la Tierra pudieron formarse mucho antes de lo que pensábamos. Y si puedes fabricar rocas, también puedes fabricar vida.

La investigación implica que, a partir de ahora, los astrónomos no deberían descartar las estrellas más viejas, como sucede ahora, cuando buscan exoplanetas similares a la Tierra. Si las estrellas más antiguas también pueden tener planetas sólidos, entonces las posibilidades de encontrar mundos habitables cerca de nosotros acaban de dispararse.

Miden por primera vez la duración del día en un exoplaneta



MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -

Observaciones llevadas a cabo con el telescopio VLT (Very Large Telescope) del ESO (European Southern Observatory), han determinado, por primera vez, la velocidad de rotación de un exoplaneta. Se ha descubierto que la duración de un día en Beta Pictoris b es de tan solo ocho horas. Esta velocidad es mayor a la de cualquier planeta del Sistema Solar: su ecuador se mueve a casi 100.000 kilómetros por hora.

Así, este nuevo resultado extiende a los exoplanetas la relación entre masa y rotación existente en el Sistema Solar. En el futuro, técnicas similares utilizando el E-ELT (European Extremely Large Telescope) permitirán a los astrónomos hacer mapas detallados de los exoplanetas.



El exoplaneta Beta Pictoris b orbita a la estrella Beta Pictoris, visible a simple vista, que se encuentra a unos 63 años luz de la Tierra, en la constelación austral de Pictor (el caballete del pintor). Este planeta fue descubierto hace casi seis años y fue uno de los primeros exoplanetas de los que se obtuvo imagen directa. Orbita a su estrella anfitriona a una distancia de solo ocho veces la distancia Tierra-Sol (eso1024) _ siendo, además, el exoplaneta más cercano a su estrella captado en imágenes directas.

Utilizando el instrumento CRIRES, instalado en el VLT, un equipo de astrónomos holandeses de la Universidad de Leiden y del Instituto para la Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON) ha descubierto que la velocidad de rotación ecuatorial del exoplaneta Beta Pictoris b es casi de 100.000 kilómetros por hora.

Haciendo una comparación, el ecuador de Júpiter tiene una velocidad de unos 47.000 km por hora, mientras que la Tierra viaja a tan solo 1.700 km por hora. Beta Pictoris b es más de 16 veces más grande y 3.000 veces más masivo que la Tierra, pero un día del planeta solo dura 8 horas.
MÁS MASIVOS, MÁS RÁPIDOS

"No se sabe por qué algunos planetas giran rápido y otros más despacio", afirma el coautor Remco de Kok, "pero esta primera medida de la rotación de un exoplaneta muestra que la tendencia vista en el Sistema Solar, en la que los planetas más masivos giran más deprisa, puede aplicarse a los exoplanetas. Debe tratarse de una consecuencia universal derivada de la forma en que se crean los planetas".

Beta Pictoris b es un planeta muy joven, de tan solo unos 20 millones de años (comparados con los 4.500 millones de la Tierra). Con el paso del tiempo, se espera que el exoplaneta se enfríe y encoja, con lo cual girará aún más rápido. Por otro lado, hay otros procesos que pueden influir en el cambio de la velocidad de giro del planeta. Por ejemplo, el espín de la Tierra se está ralentizando con el paso del tiempo debido a las interacciones de marea con nuestra Luna.

Los astrónomos hicieron uso de una técnica muy precisa llamada espectroscopía de alta dispersión para dividir la luz en los colores que la forman: las diferentes longitudes de onda en el espectro. El principio delefecto Doppler (o desplazamiento Doppler) les permitió usar el cambio en la longitud de onda para detectar que diferentes partes del planeta se movían a velocidades diferentes y en direcciones opuestas en relación al observador. Eliminando cuidadosamente los efectos de la estrella anfitriona, mucho más brillante, fueron capaces de extraer la señal de la rotación del planeta.

"Hemos medido las longitudes de onda de la radiación emitida por el planeta con una precisión de una parte entre cien mil, lo que hace las mediciones sensibles a los efectos Doppler que pueden revelar la velocidad de los objetos emisores", confirma el autor principal Ignas Snellen. "Utilizando esta técnica nos encontramos con que diferentes partes de la superficie del planeta se acercan o se alejan de nosotros a diferentes velocidades, lo cual sólo puede significar que el planeta gira alrededor de su eje".

Esta técnica está estrechamente relacionada con la técnica para hacer imágenes Doppler, que ha sido utilizada durante varias décadas para realizar mapas de las superficies de las estrellas y, recientemente, de la enana marrón Luhman 16B. La rápida rotación de Beta Pictoris b significa que, en el futuro, será posible hacer un mapa global del planeta, mostrando posibles patrones de nubes y grandes tormentas.

"Esta técnica puede utilizarse en una muestra mucho más grande de exoplanetas con la excelente resolución y sensibilidad del E-ELT y un espectrógrafo de imagen de alta dispersión. Con el futuro instrumento METIS (Mid-infrared E-ELT Imager and Spectrograph) seremos capaces de hacer mapas globales de exoplanetas y de caracterizar planetas mucho más pequeños que Beta Pictoris b con esta técnica", afirma el investigador principal de METIS y coautor del nuevo artículo, Bernhard Brandl.

Dos planetas sentenciados a la misma muerte

Astrónomos predicen por primera vez que un par de mundos lejanos están a punto de convertirse en una merienda de proporciones cósmicas: serán devorados por su propia estrella

Dos planetas sentenciados a la misma muerte
CFA
Kepler- 56b, consumido por su estrella anfitriona

Dos mundos que orbitan alrededor de una estrella distante están a punto de convertirse en una merienda de proporciones cósmicas. Astrónomos del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) han vaticinado que los planetas Kepler-56b y Kepler-56c serán tragados por su estrella dentro de 130 millones y 155 millones de años, respectivamente. Puede parecer que queda mucho tiempo para que se cumpla tan cruel sentencia, pero es poco en términos astronómicos.
«Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que se predice la muerte de dos exoplanetas que forman parte de un solo sistema», dice el autor principal del estudio, Gongjie Li, que ha presentado sus resultados en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Americana (AAS).
Por mucho que nos parezca apocalíptico, el sistema Kepler-56 ofrece una visión muy realista del futuro de nuestro Sistema Solar, aunque sucederá mucho más tarde. En unos 5.000 millones años, nuestro Sol se convertirá en una estrella gigante roja, hinchándose hasta alcanzar inmensas proporciones y engullendo como si se tratara de un canapé a Mercurio y Venus.
Es lo que está ocurriéndole ahora mismo a la estrella Kepler-56. Se está transformando en una gigante roja y ya se ha disparado hasta tener cuatro veces el tamaño del Sol. A medida que envejece, continuará expandiéndose hacia el exterior. La estrella no solo se volverá más grande, sino que sus mareas se harán más fuertes, arrastrando a los planetas hacia el interior para su destrucción.
Kepler-56b orbita su estrella anfitriona una vez cada 10,5 días, mientras que 56c lo hace cada 21,4. Ambos están mucho más cerca de su estrella de lo que Mercurio lo está del Sol. Como resultado, su destino llegará mucho más rápido.

Atmósferas en ebullición

Li y su equipo calcularon la evolución tanto del tamaño de la estrella como de las órbitas de los planetas para predecir cuándo serán destruidos. Incluso antes de que desaparezcan, los dos planetas estarán sometidos a un calentamiento inmenso de la cada vez más gigantesca estrella. Sus atmósferas comenzarán a hervir y adquirirán forma de huevo por la marea estelar.
El único sobreviviente en el sistema será Kepler-56d, un planeta gigante gaseoso que circula en una órbita de 3,3 años de la Tierra. Desde su distancia segura podrá observar cómo sus dos mundos hermanos desaparecen.
El sistema planetario Kepler-56 también es notable por ser el primer sistema multiplaneta «inclinado» en ser descubierto. Las órbitas de los dos planetas interiores se inclinan de manera significativa desde el ecuador de la estrella. Esto resultó algo inesperado, ya que los planetas se formaton a partir del mismo disco de gas y polvo de la estrella, por lo que deberían orbitar casi en el mismo plano que el ecuador de la estrella (como lo hacen los planetas de nuestro Sistema Solar).
Los científicos fueron capaces de constreñir mejor la inclinación de estos planetas, en comparación con trabajos anteriores, y encontraron que la inclinación más probable era de 37 o 131 grados.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Exoplaneta desintegrado por una llamarada de su sol





Recreación de la desintegración del planeta KIC 12557548b

Los datos del telescopio espacial Kepler indican que podemos haber asistido a la desintegración de un planeta debido a una erupción solar de su estrella.

El desafortunado planeta tiene como nombre KIC 12557548b, y era uno de los objetivos marcados por el Kepler como probable exoplaneta, los llamados “objetos de interés” de los que luego salen con más mediciones los exoplanetas ya confirmados. El planeta de tipo rocoso presentaba las mediciones compatibles con un tamaño algo mayor que nuestro Mercurio.Pero en las siguientes mediciones para confirmar la presencia del pequeño mundoalgo salió mal…

La cantidad de luz que el planeta bloqueaba de su estrella natal pasó de apenas un 0.2% a más de un 1.2%. Esta cantidad de luz depende del tamaño del planeta, un mundo similar a Júpiter bloqueará más luz que uno parecido a Mercurio. La variación del porcentaje sugería un cambio brusco del tamaño del planeta.




El cambio en la curva de luz de KIC 12557548b

Pero esa no era la única anomalía en las mediciones, la curva había cambiado su morfología, era una curva asimétrica. La luz total de la estrella disminuye de una forma constante desde el mismo momento que el planeta empieza su tránsito, tiene un tope de disminución cuando el planeta cubre totalmente el disco de la estrella y se incrementa cuando finaliza el paso. Pero en la última medición no pasó así. La tasa de disminución había cambiado, la cantidad de luz disminuía mucho más rápido en comparación con lo que se recuperaba cuando terminaba el tránsito, es decir, a la curva de luz le costaba mucho más volver a los valores normales de su estrella, algo bloqueaba la llegada de fotones a Kepler, una extensa cola de escombros procedentes del planeta.

La conclusión a la que ha llegado el equipo de científicos de la sonda es que el planeta se está evaporando, emitiendo partículas de polvo y material a lo largo de toda su órbita. La variación de la profundidad de la curva de tránsito refleja la cantidad de material que actualmente está desprendiéndose del planeta.

También se ha confirmado que la profundidad de la curva de luz varía periódicamente acorde con la rotación de su estrella, fijando una relación entre la actividad estelar y la velocidad con la que el planeta se está desintegrando.

Hace apenas unos años no podíamos ni detectar mundos fuera de nuestro propio sistema solar, ahora incluso somos capaces de ver como se desarrollan verdaderas tragedias planetarias. KIC 12557548b apenas está a unas 0.013 UA de su estrella a la que orbita una vez cada 0,6 días, muy lejos de la zona habitable de su estrella. De haber planetas más alejados potencialmente habitables tiene que haber sido un espectáculo único en su historia, el equivalente a contemplar nuestro Mercurio desintegrándose por el efecto de enormes llamaradas solares.

lunes, 1 de julio de 2013

Astrónomos detectan agujero negro absorbiendo un planeta


El agujero, que se mantuvo "dormido" por más de 30 años, consumió alrededor del 10% de la masa del planeta.
PysnFrancia — Un equipo de astrofísicos franceses logró captar, de forma inesperada, la señal de un agujero negro localizado en el centro de NGC 4845, una galaxia cuya masa total es unas 300 000 veces mayor a la masa del Sol. El agujero estaba absorbiendo un planeta, cuya masa superaba entre 14 y 30 veces la masa de Júpiter.
Según el informe, el agujero negro se mantuvo inactivo por más de 30 años para despertar de forma repentina, y alimentarse de dicho planeta, el cual podría bien ser una enana marrón o un planeta gigante. NGC 4845 es una galaxia ubicada a 47 millones de años luz del planeta Tierra, de acuerdo a la Agencia Espacial Europea (ESA).
Según el investigador Marek Nikojuk, de la Universidad de Bialstok, al agujero le tomó alrededor de 90 días desviar al planeta de su curso y absorber casi el 10% de su masa total. El resto del planeta permaneció en órbita.
El suceso, observado en el 2011, se espera que se repita con el agujero negro ubicado en el centro de la Vía Láctea para este año, según informó la ESA. Ya que no existen enanas marrones en esa zona, lo más probable es que el cuerpo celeste absorbido sea una nube de gas compacto observada cerca del agujero.

jueves, 30 de mayo de 2013

Con o sin Kepler, la búsqueda del 'gemelo' terrestre continuará

OPINIÓN: Con o sin Kepler, la búsqueda del 'gemelo' terrestre continuará

El satélite ha presentado algunas fallas que podrían afectar la misión de hallar exoplanetas con posibilidades de albergar vida

El satélite 'Kepler' reportó que hay tres planetas similares a la Tierra dentro de una zona habitable en el universo (Getty Images).
El satélite 'Kepler' reportó que hay tres planetas similares a la Tierra dentro de una zona habitable en el universo (Getty Images).
Lo más importante
  • La NASA señaló recientemente que el satélite buscador de planetas, 'Kepler', tiene algunas fallas
  • Meg Urry dice que el 'Kepler' ha encontrado más de 2,700 exoplanetas que podrían albergar vida
  • Si el satélite dejará de funcionar podría haber una investigación alterna para continuar con la búsqueda

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La energía es la sangre de un satélite: si la pierdes, las comunicaciones también se van, de tal suerte que el artefacto no puede orientarse correctamente para recopilar datos
Meg Urry
La NASA quiere 'cazar' un asteroide en el espacio
Nuevos planetas en el universo
La NASA revela las imágenes nocturnas de la Tierra
Nota del editor: Meg Urry es profesora de la cátedra Israel Munson de Física y Astronomía, y presidente del departamento de Física de la Universidad de Yale, en donde dirige el Centro para la Astronomía y la Astrofísica de Yale.
(CNN) — Las autoridades de la NASA anunciaron que existen problemas con el satélite Kepler, la máquina buscadora de planetas más exitosa del mundo.
Desde que se lanzó, hace cuatro años, el Kepler ha detectado más de 2,700 posibles planetas que orbitan a estrellas que no son nuestro sol, de los que se han confirmado más de 100. Algunos de esos exoplanetas se asemejan a la Tierra en tamaño o masa.
Recientemente, se reportó que en la zona habitable hay tres planetas similares a la Tierra: están lo suficientemente cerca de la estrella a la que orbitan como para que el agua sea líquida y lo suficientemente lejos para que no hierva. Los planetas que tienen agua líquida bien podrían albergar vida.
Ahora, la segunda de las cuatro ruedas de reacción de la nave Kepler, que orienta los instrumentos de la nave, parece haber fallado. Aún no se sabe si es posible repararla completamente.
Para que la nave se oriente con precisión, se necesitan al menos tres ruedas de reacción, que corresponden a los tres ejes dimensionales (arriba-abajo, norte-sur y este-oeste). La cuarta rueda sirve como respaldo y ofrece comparaciones de los datos de todas las ruedas. La primera rueda falló a mediados del año pasado; ahora, el Kepler  tiene pocas ruedas de reacción para conservar la orientación con estabilidad suficiente.
Cuando un componente tan importante como el acelerador falla en una nave espacial, el software de operación orienta los paneles solares hacia el sol para garantizar un suministro continuo de energía.
La energía es la sangre de un satélite: si la pierdes, las comunicaciones también se van, de tal suerte que el artefacto no puede orientarse correctamente para recopilar datos. Sin embargo, las baterías se agotan rápidamente, así que los ingenieros trabajan en un softwareque pueda orientar a la nave y conserve la energía cuando algo salga mal.
Las ruedas de reacción son volantes de inercia que llevan un "momento de inercia angular", un término que describe una fuerza como la que mantiene a un auto en movimiento aunque el conductor no pise el acelerador.
Los objetos que giran sobre su eje lo hacen hasta que transfieren el momento de inercia angular a otro objeto. Por ejemplo: si un volante de inercia recibe la orden de girar más lento (a través de un motor eléctrico), la nave girará más rápido para compensar. Si el volante gira más rápido, la nave girará en la dirección opuesta. Si se aumenta o disminuye el giro de una rueda de reacción se puede cambiar la orientación de la nave.
Esta puede parecer una forma complicada de hacer que un telescopio se mueva, pero el problema es que no hay nada en el espacio que sirva para tomar impulso. Para cerrar una puerta, basta empujarla. Eso funciona porque la gravedad te mantiene firme en el piso y tus pies se quedan firmes gracias a la fricción con la puerta.
Si empujaras una puerta abierta en el espacio, esta te empujaría en la dirección opuesta. En el espacio, no hay forma de mantenerse inmóvil, así que las ruedas de reacción del Kepler son esenciales para orientar la nave precisa y firmemente. Desafortunadamente, una orientación menos estable significa una fotometría menos coordinada (la medición de la luz de una estrella).
Debido a que el Kepler estudia a los planetas a través de medir las pequeñas interrupciones del brillo de una estrella, cuando un planeta opaco cruza frente a dicha estrella significa una fotometría menos precisa que dificulta el hallazgo de planetas parecidos a la Tierra.
La NASA intenta descifrar cómo arreglar las ruedas de reacción averiadas. Han hecho cosas asombrosas antes, así que no es necesario ser un optimista para pensar que aún hay una oportunidad de cambiar la orientación del Kepler.
Sin embargo sería terrible perder a un Kepler totalmente funcional que ha encontrado más planetas potenciales que cualquier otra instalación o método. Los datos del Kepler han calculado la cantidad de planetas similares a la Tierra que puede haber en la Vía Láctea: al menos 17,000 millones. Eso significa que puede haber un planeta parecido a la Tierra en una de cada seis estrellas.
Afortunadamente, hay otras formas de encontrar planetas además de la detección de tránsitos (el paso de un cuerpo planetario frente a un sol) como lo hace el Kepler. De hecho, los primeros cientos de exoplanetas se encontraron gracias a la técnica de 
"velocidad radial", que detecta pequeños movimientos de una estrella conforme esta y sus planetas se orbitan recíprocamente.
Una profesora de astronomía de Yale, Debra Fischer, ideó unas ingeniosas mejoras a esta técnica con el fin de encontrar 100 planetas del tamaño de la Tierra, de los que tal vez un 10% sean capaces de albergar vida. (Puedes escuchar la historia completa en la conferencia de Fischer en TEDx, Por qué necesitamos encontrar 100 Tierras).
Fischer busca planetas similares a la Tierra en la zona habitable. Después de todo, el descubrimiento de vida en otro planeta cambiaría profundamente la forma en la que vemos el mundo, al igual que Copérnico cambió la concepción geocéntrica del mundo por la heliocéntrica.
Así que cuando Fischer dice que deberíamos ser "la civilización alienígena que explore otros mundos", yo digo que con o sin el Kepler,es cuestión de tiempo para que encontremos señales de vida en otros mundos.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Meg Urry.

Detectan atmósferas de exoplanetas

Detectan atmósferas de exoplanetas

Científicos están sorprendidos al no detectar metano en cuatro exoplanetas estudiados, que orbitan una gran estrella roja
Por Anastasia Gubin La Gran Época

Esta imagen muestra el sistema estelar HR 8799 con sus planetas. La luz de la estrella está ópticamente suprimida y con un tratamiento de datos se retiran los residuos de la luz de la estrella. La gran estrella roja está en el centro del círculo ennegrecido en la imagen. Los cuatro puntos señalados con las letras bcde son los planetas. (Proyecto 1640 de la NASA)

Con el uso de técnicas más avanzadas, los centros de investigación espacial ya son capaces de identificar las atmósferas de los numerosos exo planetas que se han descubierto, informó este jueves la NASA en un comunicado del 9 de mayo.
“En sólo una hora, hemos sido capaces de obtener información precisa sobre la composición cuatro planetas alrededor de una estrella abrumadoramente brillante", dijo Gautam Vasisht del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, coautor de un nuevo estudio que aparece en la revista Astrophysical Journal.
Aunque estos planetas tienen casi la misma temperatura, cada uno presenta una diferente composición, y con sorpresa para los científicos, no descubrieron metano en ellos, iseñala el informe. Los que sí encontraron fueron indicios de amoniaco. Mediante modelos teóricos, el equipo destaca que ahora están tratando de resolver estos enigmas de la inesperada química extraterrestre.
"La estrella es cien mil veces más brillante que los planetas”, dice Vasishtm al referirse a la gran estrella roja HR 8799, en la cual hicieron los descubrimientos. “Hemos desarrollado maneras de eliminar la luz de la estrella y aislar a la luz extremadamente débil de los planetas”, dice Vasisht, según el comunicado.
La estrella tiene al menos cuatro planetas. Tres de ellos  se observaron con los telescopios Gemini y Keck en Mauna Kea, Hawai, en 2008. El cuarto planeta, el más cercano a la estrella y el más difícil de ver, fue revelado en las imágenes tomadas por el telescopio Keck en 2010.
Estos planetas se descubrieron a través de medios indirectos, “por ejemplo mediante la búsqueda de la oscilación de una estrella inducida por el tirón de los planetas”, señala la NASA.
Ahora, mediante los espectrógrafos, los científicos logran obtener lo que llaman como las “huellas digitales” del planeta, exponiendo las moléculas y su composición química. Para esto unan una serie de instrumentos. Entre ellos es indispensable el coronógrafo para enmascarar la luz.
Hoy en día, hay más de 800 exoplanetas que se encuentran confirmados, y todos ellos son planetas que orbitan estrellas fuera de nuestro Sol. Además más de 2.700 son candidatos, que se están evaluando.
Varios telescopios terrestres están siendo preparados para la caza de nuevos exoplanetas y que también estudiarán su composición química. Algunos  son el Observatorio Keck, Géminis, Palomar y el telescopio Subaru de Japón en Mauna Kea, Hawaii.
Inicialmente están ubicando planetas de gran masa, como Júpiter, y que se encuentran lejanos a las estrellas, para evitar su luz, pero también quieren investigar a planetas jóvenes, que por tener suficiente calor, son más identificables con los actuales equipos.
Los planetas rocosos similares a la Tierra son demasiado pequeños y muy cerca de sus estrellas para ser estudiados con la tecnología actual, e incluso para ser detectados, comenta  Charles Beichman, director ejecutivo del Instituto de Ciencia de Exoplanetas de la NASA en Caltech.
 La composición química de los verdaderos análogos de la Tierra vendrá de una misión espacial del futuro, como la propuesta por Planet Finder, según  Beichman.

Descubren dos exoplanetas con máximas posibilidades de tener formas de vida

Descubren dos exoplanetas con máximas posibilidades de tener formas de vida

El telescopio espacial Kepler, descubrió dos planetas fuera de nuestro Sistema Solar, que orbitan una misma estrella y por sus características dispondrían de suficiente agua en estado líquido, en función de temperaturas idóneas para tener distintas formas de vida, según afirma un equipo de astrónomos de la NASA, en la publicación especializada Science.

Lunes 27 de mayo de 2013 | 11:29
Ilustración del planeta Kepler 62f / nasa.gov
Los planetas tienen un radio 1,5 veces superior a la Tierra y orbitan la misma estrella, uno al cabo de 122 días y el otro al cabo de 267, en un sistema solar que tiene un total de cinco planetas y se encuentran a unos 1.200 años luz de nuestro Sistema Solar.
“Son la primera pareja de exoplanetas en una zona habitable que, debido a su pequeño radio, son con mucha probabilidad planetas rocosos”, afirmó la astrónoma Lisa Kaltenegger, del Instituto Astronómico Max-Planck.

Podrían tener gigantescos océanos en sus superficies

Los primeros estudios telescópicos de los planetas Kepler 62e y Kepler 62f –como se denominan los posiblemente habitados pero remotos descubrimientos- podrían tener sus superficies cubiertas con gigantescos océanos, según los primeros datos, pero la situación de dichas aguas es todavía objeto solo de especulaciones.
“Si un humano estuviera allí, debería al menos usar traje espacial”, afirmaron los técnicos que no se atreven aún a clasificarlos dentro de los llamados “planetas Tierra”, aquellos en que se presume las condiciones permitirían a un ser humano vivir en ellos.
Deberá definirse primero si “Kepler 62e y Kepler 62f son “realmente planetas rocosos o si tienen atmósfera”, detallaron los astónomos, que aguardan poder captar mejores registros a través del telescopio, cuando la situación de los exoplanetas permita una captación más detallada de lo que es dable esperar esté ocurriendo sobre sus superficies.

El telescopio cazador de exoplanetas, contra las cuerdas por una avería

El telescopio cazador de exoplanetas, contra las cuerdas por una avería

Recreación artísitica del telescopio espacial Kepler. | NASA

La NASA anunció hoy que el telescopio Kepler, encargado de buscar pruebas de la existencia de planetas similares a la Tierra, presenta un "fallo" en el sistema de dirección del aparato que podría poner en peligro su futuro.
Los técnicos espaciales indicaron que han perdido el control de dos de los cuatro rotores utilizados para estabilizar el telescopio y ajustar la dirección de sus lentes. "Es cierto que necesitamos tres rotores de reacción. Pero no diría que Kepler está caído y fuera de operaciones", explicó el jefe científico de la NASA, John Grunsfeld, en teleconferencia.
Asimismo, la agencia espacial reconoció que "existen claras indicaciones de que ha habido un fallo interno en el rotor", por lo que el telescopio ha sido pasado al Modo de Seguridad de Propulsión Controlado, a la espera de que los técnicos intenten la difícil reparación.

El fallo compromete su precisión

Por ahora, el aparato está en situación "estable y segura", agregó Charles Sobeck desde el centro Ames Research Center en Moffett Field, California, que lo controla. No obstante, explicaron que con este fallo en el segundo rotor "es poco probable que el telescopio pueda volver al punto de exactitud que garantiza su fotometría de alta precisión".
La NASA apuntó, en una nota de prensa, que, aunque la recolección de datos concluyese, "la misión tiene sustanciales cantidades de información aún por analizar y la secuencia de descubrimientos científicos se espera que continúe por años".
El Kepler, que vigila más de 150.000 estrellas en busca de planetas o candidatos a planetas y ha sido una las misiones recientes de más éxito de la NASA, se encuentra orbitando el Sol a 64.000 millones de kilómetros de la Tierra.
Lanzado en 2009 en busca de pruebas de la existencia de planetas similares a la Tierra o en los que se den las condiciones de temperatura medias donde pueda existir agua líquida, durante sus primeros años de misión ha detectado 132 planetas más allá de nuestro sistema solar.
El Kepler, con un presupuesto de 600 millones de dólares y cuya misión estaba previsto que concluyera a finales de 2012, fue prolongada hasta el 30 de septiembre de 2016.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Exoplanetas

Cuando uno es astrofísico de formación y se dedica a la Astrobiología siente una especie de orgullo por la aportación que supone el descubrimiento de exoplanetas para el estudio del origen de la vida y su búsqueda en otros lugares del Universo.
Si, además, como es mi caso, se dedica a su investigación, a caracterizarlos para saber cómo son, cómo se originaron y así poder compararlos con nuestro Sistema Solar con el fin de conocer mejor nuestra “casa”; sabe que con el descubrimiento del primer exoplaneta no finalizó la carrera, sino que comenzó, y que queda mucho por hacer hasta estar en condiciones de poder anunciar, si es que existe: “hemos encontrado vida fuera de la Tierra”.
Afortunadamente, quizá por las connotaciones sociales que tiene, la búsqueda y caracterización de exoplanetas es en la actualidad una de las líneas de la Astrofísica observacional con mayor empuje. Se piensa que sólo en nuestra Galaxia hay alrededor de mil millones de sistemas planetarios. Esto significa que hay muchos sitios donde mirar y que la tarea está apenas comenzando.
El interés de la investigación en este campo radica no sólo en la posibilidad de elucidar cómo se forman y evolucionan los sistemas planetarios en general, y nuestro Sistema Solar en particular, sino en el descubrimiento, mediante misiones espaciales, de planetas “tipo Tierra” o “telúricos”. Además, a más largo plazo, se conseguirá el análisis de sus atmósferas y, por tanto, la posibilidad de determinar si en alguno existe actividad biológica. Al menos está claro cuál debe ser el camino. Por otro lado, esta línea de investigación constituye una de las motivaciones científicas más importantes para el diseño de grandes telescopios terrestres (de clase diez metros y superiores) y su instrumentación. El trabajo complementario de los observatorios espaciales y terrestres producirá, sin duda, ciencia de gran calidad, cuyo impacto, no sólo científico también social, parece obvio.
La investigación de exoplanetas constituye también una pieza fundamental para comprender cómo se formó nuestro Sistema Solar y, por tanto, cómo es la evolución temprana de estrellas como el Sol. Pero, evidentemente, su fin último es encontrar uno similar a la Tierra e identificar la presencia de vida en él. Para llegar a ese momento todavía quedan muchos problemas que resolver. Hay que llenar muchos huecos cognitivos sobre el origen y evolución de estos cuerpos.

La carrera del descubrimiento
La existencia de otros mundos fuera de nuestro Sistema Solar ha cautivado permanentemente la imaginación del hombre. Aunque antes de su descubrimiento se podía suponer la existencia de planetas orbitando otras estrellas no se tenía ninguna evidencia observacional, así que para la ciencia era como si no existiesen. Mejor dicho, ni existían ni dejaban de existir.
Fue sólo a partir de 1995 cuando esa idea empezó a ser una realidad. Ese año, Michel Mayor y Didier Queloz, de la Universidad de Ginebra, hallaron 51Peg b, el primer exoplaneta detectado que orbitaba una estrella de la Secuencia principal bastante parecida al Sol. Se valieron de un instrumento especialmente diseñado para la búsqueda, el espectrógrafo ELODIE, instalado en el Observatorio de Haute-Provence. El método utilizado fue el de la velocidad radial, el mismo que se utiliza para estudiar estrellas binarias o detectar agujeros negros. Consiste en analizar el desplazamiento de frecuencia que se produce en la luz emitida por la estrella debido al movimiento: cuando la estrella se acerca el desplazamiento es hacia el azul, hacia frecuencias más altas, y cuando se aleja, hacia el rojo, a frecuencias más bajas. El tirón gravitatorio del planeta sobre la estrella provoca este rítmico baile.
En realidad, 51Peg b no fue el primer exoplaneta revelado. Ya en 1992 se había descubierto un sistema múltiple con varios cuerpos de masa planetaria girando en torno a una estrella. Sin embargo, en aquel caso la estrella no pertenecía a la Secuencia Principal, sino que era una estrella de neutrones, el colapso extremadamente comprimido de una estrella muerta, y no se consideró exoplaneta.
Desde entonces se han detectado numerosos exoplanetas de características muy diferentes. Actualmente hay más de 700 conocidos y la lista aumenta casi cada día con nuevas incorporaciones aportadas por los proyectos “cazadores” de planetas. En lo que más se ha avanzado ha sido en la metodología utilizada: se han desarrollado sofisticadas técnicas observacionales con el fin de competir en la carrera por conseguir más hallazgos.
Aunque el método de la velocidad radial, con el que se encontraron los primeros exoplanetas, sigue siendo el que tiene más detecciones en su haber, empiezan a aportar también una cantidad significativa y creciente de ellas otras técnicas: tránsitos, microlente gravitatoria, astrometría o imagen directa. Entre ellas, la que mejores expectativas proporciona es la de los tránsitos, que consiste en medir la leve disminución de brillo que se observa en la estrella cuando su planeta pasa delante. Para poder hacerlo es necesario que el plano de la órbita del exoplaneta coincida con la dirección de observación. Esto parece poco probable, pero como hay un número muy elevado de exoplanetas, el número de ellos con tránsitos es estadísticamente elevado también. En el Sistema Solar asimismo se producen tránsitos: dos cada poco más de un siglo para Venus y unos trece por siglo en el caso de Mercurio. La ventaja del método de los tránsitos es que se repiten y, por tanto, se pueden observar sistemáticamente para mejorar los resultados o para estudiar variaciones de un tránsito a otro.

Propiedades de los exoplanetas
El camino para entender cómo se forma la gran variedad de sistemas planetarios encontrados pasa por crear una gran base de datos en la que los diferentes tipos estén bien caracterizados y representados. La existencia de planetas con un rango muy amplio de masas y radios y con distancias a su estrella central que van desde pocas centésimas hasta varias unidades astronómicas (la distancia media entre la Tierra y el Sol), crea un marco que permite establecer relaciones con parámetros como la metalicidad de la estrella o su edad.
Lo más sencillo que se puede estudiar es la distribución de exoplanetas en nuestro entorno (hasta ahora sólo se han encontrado estrellas con exoplanetas como máximo a distancias ligeramente superiores a 1.000 años luz). Exceptuando evidentemente el plano galáctico, no tienen una localización preferente en el cielo, es decir, en cualquier dirección que se observe se encuentra la misma densidad de estos cuerpos. Sin embargo, si nos fijamos en la distancia, parece haber una distribución definida a unos 100 años luz, con una caída abrupta en el número de planetas encontrados más allá de unos 500 años luz. Posiblemente esto sea debido a un sesgo observacional puesto que es más difícil encontrar exoplanetas alrededor de estrellas lejanas.
En la mayoría de los casos, los exoplanetas son gigantes y calientes, generalmente en etapas muy tempranas de formación. Tienen masas que van desde valores cercanos a los de la Tierra hasta varias veces la masa de Júpiter. En general, además, están muy cerca de su estrella, con una alta proporción de ellos a distancias extremadamente cortas, en órbitas que serían interiores a la de Mercurio. La excentricidad (una medida de cuánto se aleja la órbita de un círculo) es muy variable, aunque preferentemente toma valores moderados, por encima de 0,2 (la Tierra tiene 0,01; Marte 0,09 y sólo Mercurio llega a 0,2).
Si nos fijamos en la metalicidad se ve que las estrellas con exoplanetas conocidos son ricas en metales en comparación con las que no los tienen (la metalicidad es la abundancia de metales en relación al hidrógeno, generalmente medida con el hierro: los astrofísicos llamamos metales a todos los elementos de la tabla periódica más allá del helio), Por un lado, una mayor metalicidad parece aumentar la probabilidad de que una estrella tenga alrededor planetas gigantes. Pero también parece mucho más probable encontrar planetas pequeños alrededor de estrellas con alta metalicidad. Una posible explicación es que los ambientes ricos en hierro favorecerían la formación de planetas gigantes. Otra que la presencia de planetas haría aumentar la metalicidad de la estrella central, posiblemente por contaminación de la estrella al devorar alguno de sus planetas o por la mezcla que se produciría durante el proceso de formación estelar en un ambiente que debe ser rico en metales para dar lugar a un sistema planetario.
La mayor parte de la información que se conoce sobre las características de los exoplanetas se ha conseguido mediante el método de los tránsitos. Afinando mucho la comparación entre tránsitos consecutivos se pueden encontrar diferencias en el tiempo medio del tránsito o en su duración. De estas diferencias se puede extraer información acerca de las características orbitales del exoplaneta, como la elipticidad o la presencia de otros exoplanetas en el sistema. Éste es uno de los campos en los que más se está trabajando actualmente.
Finalmente, otro de los estudios que también se puede realizar con los exoplanetas en tránsito es la observación del eclipse secundario, cuando el planeta pasa por detrás de la estrella. En este caso, la disminución de luz es mucho menor; lo que se pierde es la emisión del exoplaneta. Evidentemente, en el visible este efecto es muy débil (para una estrella típica como el Sol y un planeta como Júpiter unas mil millones de veces más débil que el eclipse primario, cuando pasa por delante). Sin embargo, en el infrarrojo, donde comparativamente la estrella no es tan brillante, el efecto aumenta y es medible con telescopios en el espacio o, incluso, en tierra (en el infrarrojo medio, para el ejemplo anterior, es sólo unas 100 veces más débil). De esta manera se puede determinar la temperatura (casi como si se hiciera la observación directa del exoplaneta) y la excentricidad (por la desviación del tránsito secundario con respecto a la mitad del periodo).

¿Y la vida?
Queda mucho por hacer. Si el objetivo final es encontrar planetas como la Tierra alrededor de estrellas como el Sol y detectar en su atmósfera algo que nos haga pensar que allí hay vida, los pasos a dar son de gigante.
Los primeros ya se han andado. La búsqueda de exoplanetas con diferentes escenarios y características ha ayudado a crear modelos mejorados sobre la formación de sistemas planetarios que nos dan una idea más acertada de las condiciones en las que aparecen. Pero hay que aumentar mucho el número de exoplanetas para que las estadísticas sean completas. Además, es necesario solucionar los problemas del sesgo observacional a la hora de detectar planetas: fundamentalmente favorecen la detección de exoplanetas gigantes muy cercanos a su estrella. También es necesario encontrar planetas mucho más lejos de la vecindad solar para crear un marco de propiedades mucho más amplio y con un abanico de metalicidades mayor.
Ahora se empiezan a encontrar planetas con tamaños similares a la Tierra. Pero no hay suficientes ni están bien ubicados en la zona de habitabilidad de la estrella (básicamente el rango de distancias para el que el agua estaría en fase líquida). También se están empezando a detectar atmósferas en algunos exoplanetas, pero por ahora sólo en los gigantes muy próximos a la estrella y pensamos que esos no son adecuados para la vida. Para avanzar es imprescindible desarrollar instrumentación y telescopios con la capacidad de separar el planeta de su estrella y observar su atmósfera como si estuviese en nuestro Sistema Solar. Parece ciencia ficción, pero es posible si se trabaja en ello.
Como vemos, en astrofísica se puede hacer mucho todavía. Pero para la solución final del problema también hay que contribuir desde otros frentes (la Astrobiología es un claro ejemplo de ciencia multidisciplinar). Por ahora, entender qué es vida y cómo identificarla si la tenemos delante semeja ser el punto más desafiante. Parece sencillo, pero no lo es. No disponemos de un identificador inequívoco de la presencia de vida, es decir, algo que si está presente (o ausente) sólo pueda ser debido a ella. Ni siquiera lo tenemos para la vida que conocemos, la de la Tierra, así que mucho menos para una vida desconocida.

jueves, 24 de mayo de 2012

Hallan planeta que se desintegra


Hallan planeta que se desintegra


El astro da un vuelta a la estrella KIC 12557548 en 15 horas, la cual lo calienta a 2 mil grados centígrados
Un exoplaneta rocoso, localizado a mil 500 años luz de distancia, muestra indicios de estar desintegrándose debido a que se encuentra extremadamente cerca de su estrella, la cual lo esta vaporizando.

Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusttes(MIT) vieron, gracias al telescopio espacial Kepler, una cola de escombros dejados por el planeta. De acuerdo a los cálculos realizados en 100 millones de años el astro habrá desaparecido, aseguro el diario ABC.es.

El equipo, que publica su hallazgo en Atrophysical Journal, descubrió que el exoplaneta da una vuelta a la estrella KIC 12557548 en tan sólo 15 horas, una de las órbitas planetarias más cortas que se han observado. Lo que sugiere la cercanía entre ambos objetos.

Se cree que la estrella calienta al planeta a 2 mil centígrados, como consecuencia el planeta se funde y se evapora dejando una estela de gas y polvo en el espacio.

Examinando las curvas de la estrella, los investigadores encontraron que su luz se reducía en diferentes intensidades cada 15 horas, lo que indicaba que algo bloqueaba a la estrella pero en diferentes grados.

Los científicos barajaron distintas hipótesis, pero tras investigar varias formas en que el polvo es arrancado de un planeta, concluyeron que el mundo debía tener un campo gravitatorio como el de Mercurio, lo cual permite a los restos del astro escapar de su atracción gravitatoria.

El telescopio Kepler observa a 160 mil estrellas en la Vía Láctea, mediante el registro del brillo de una estrella a intervalos regulares, datos que los científicos analizan para detectar signos de nuevos planetas fuera del Sistema Solar.

martes, 12 de julio de 2011

El cumpleaños del misterioso Neptuno

El cumpleaños del misterioso Neptuno






Neptuno se encuentra aproximadamente a 4.400 millones de kilómetros de distancia de la Tierra.

Neptuno está a punto de celebrar su primer cumpleaños. El 12 de julio se cumplirá un año neptuniano -o 164,79 años terrestres- desde su descubrimiento el 24 de septiembre de 1846. Pero ¿por qué sabemos tan poco sobre el lejano planeta?A aproximadamente 4.400 millones de kilómetros de distancia de la Tierra se encuentra Neptuno, el primer planeta del Sistema Solar en ser descubierto deliberadamente.Contenido relacionadoMercurio muestra algunos de sus secretos mejor guardadosMarte es todavía un "embrión" de planetaHallan un nuevo tipo de planetas: solos y oscurosTras la clasificación del planeta Urano en la década de 1780, los astrónomos habían quedado perplejos por su extraña órbita. Los científicos llegaron a la conclusión de que o las leyes de Isaac Newton presentaban una falla fundamental o que otra cosa -otro planeta- estaba jalando a Urano de su esperada órbita.Y así comenzó la búsqueda del octavo planeta."Fue un increíble asunto de las matemáticas el que hizo que buscar una aguja en un pajar pareciera como algo que un niño podía hacer en diez minutos", dice el doctor Alan Chapman, autor del libro "Victorian Amateur Astronomer" (El astrónomo amateur victoriano). Si bien las predicciones matemáticas se habían realizado durante décadas anteriores, no fue sino hasta que las teorías del matemático francés Urbain le Verrier fueron puestas a prueba -en el Observatorio de Berlín por Johann Gottfried Galle- que el planeta fue visto por primera vez.

Neptuno no puede ser visto desde la Tierra sin un telescopio.

Después de sólo una hora de búsqueda, Neptuno fue observado por primera vez en la noche del 23 de septiembre de 1846. Fue encontrado casi exactamente donde le Verrier había predicho que estaría.

De forma independiente, el científico británico John Couch Adams también llegó a resultados similares y ahora tanto a él como a le Verrier se les da crédito conjunto por el descubrimiento.

Sin embargo, muchos afirman que no fue Galle quien documentó el planeta por primera vez, sino el famoso astrónomo y matemático Galileo. En su famosa obra "El mensajero de las estrellas" algunas evidencias apuntan a su descubrimiento.

"Si nos fijamos en los dibujos de enero de 1613, se puede observar un dibujo fantástico de Júpiter y sus lunas", señala el doctor Robert Massey, de la Real Sociedad Astronómica británica.

"Incluso incluye un objeto etiquetado como 'estrella fija', que es el primer dibujo telescópico del planeta Neptuno", afirma.

Controversias aparte, todavía es poco lo que se sabe comparativamente sobre el planeta.

Y Neptuno ¿cómo es?Parte del problema es que no hay manera de que el planeta sea observado a simple vista y antes del desarrollo del telescopio Hubble, la observación científica era muy difícil.

Entonces, ¿cómo es Neptuno?

A raíz de la desclasificación de Plutón en 2006, Neptuno es ahora el planeta más lejano del Sistema Solar.

"Es un pedazo congelado de gases y por ello supongo que no es un lugar terriblemente amigable", indica Chapman.

"Vamos a desearle un feliz cumpleaños, pero tal vez vamos a mantenernos tan lejos como podamos de él porque no nos dará la bienvenida", indica.

Una de las cosas más interesantes de Neptuno para los científicos es el clima.

"Nublado con posibilidad de metano", es como la científica Heidi Hammel, de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía, lo describe.

Los vientos pueden llegar a 1.930 km/h creando tormentas inimaginables en la Tierra. Estas grandes tormentas se ven como manchas oscuras en forma similar a como se observa la Gran Mancha Roja de Júpiter.



La razón por la cual los astrónomos saben tan poco es porque el planeta sólo ha sido fotografiado una vez a corta distancia, en la misiónVoyager 2 en 1989. Además, debido a que sus estaciones duran 40 años terrestres, sólo la primavera de Neptuno y principios de verano han sido bien documentados.



"Cada vez que acudimos a un telescopio y observamos a este planeta está haciendo algo nuevo. Está haciendo algo que no habíamos pensado antes", asegura Hammel.

Lo que Hammel encontró fue que las tormentas estaban apareciendo, se formaban y estaban cambiando mucho más rápido de lo que se había pensado previamente. Ella estaba observando un planeta muy diferente al de las fotos tomadas por el Voyager 2.

"En realidad sólo hemos estado observando a Neptuno con grandes telescopios desde poco antes de 1989", agrega.

"No lo hemos observado por mucho tiempo. Este planeta no es para los impacientes", expresa.

El lugar de Plutón La oportunidad de saber más sobre el planeta de cerca todavía parece estar muy lejos, mucho más que los miles de millones de kilómetros de distancia que lo separan de la Tierra.

Las misiones de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) para descubrir más sobre el planeta han sido dejadas de lado por el momento debido a restricciones presupuestarias.

Muchos afirman que Galileo fue quien documentó el planeta por primera vez.

La misión Neptune Orbiter, que una vez se planteó sería lanzada en 2016, ya no se encuentra en la lista de las misiones propuestas por la NASA.

"Nunca hemos tenido una misión dedicada a Neptuno," asegura el doctor Robin Catchpole, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

"Sabemos cómo se inserta en la secuencia de los planetas en cuanto a su composición, pero no se sabe mucho más", añade.

Incluso la misión New Horizons para descubrir más acerca de Plutón y los límites exteriores del Sistema Solar, que debe pasar por el trayecto de la órbita de Neptuno el 24 de agosto 2014, no ha sido organizada para observar de cerca a este planeta.

En cambio, se tomarán fotos de ese planeta y su luna con el propósito de probar los equipos de imágenes más que con fines científicos.

Y esta misión está permitiendo a algunos preguntarse si Plutón puede ser reclasificado como el noveno planeta del Sistema Solar después de que fuera despojado en 2006 de su título de planeta primario.

De concretarse, Neptuno perdería el honor de ser el planeta más alejado del sol.

"Si Plutón es denominado como planeta o no, se trata de una cuestión de semántica", afirma Catchpole.

"La situación con las clasificaciones es que Plutón no encaja en el sistema (actual) muy bien. No creo que cambie de nuevo", agrega.

Así que feliz cumpleaños Neptuno, A pesar de que cualquier encendido de velas en una torta de cumpleaños puede ser una hazaña delicada debido a los fuertes vientos.

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